Kerry deja caer la palabra "A" – luego retrocede
Pero Israel SÍ ES un estado de apartheid

5 de mayo de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Ante una reunión privada de expertos de la clase dominante el 25 de abril, el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, mencionó el término “apartheid” en relación al estado de Israel. Kerry estaba hablando de los esfuerzos estadounidenses de orquestar la división de Palestina en el estado existente de Israel junto con zonas minúsculas y desconectadas —prisiones, en esencia— que serían reconocidas como el “estado” palestino (la “solución de dos estados” en la habla de los diplomáticos yanquis). Kerry dijo que si eso fracasara, Israel “terminaría siendo o bien un estado de apartheid con ciudadanos de segunda clase o bien un estado que destruirá la capacidad de Israel de ser un estado judío".

Cuando esos comentarios salieron en las noticias, provocaron la gran ira de funcionarios israelíes así como funcionarios estadounidenses que varían del senador fascista Ted Cruz a la senadora liberal Barbara Boxer — y pronto Kerry retrocedió, diciendo, “si pudiera rebobinar la cinta, habría elegido otra palabra".

Four Palestinian children killed by Israeli airstrikes on Gaza

Arriba: Cuatro niños muertos por un ataque aéreo israelí contra la ciudad de Gaza, noviembre de 2012  Foto: AP

La realidad definitoria es que Israel SÍ ES un estado de apartheid AHORA.

Bajo el sistema de apartheid en Sudáfrica, sudafricanos negros (y otros de color) vivían encerrados en “Bantustanes”, sin lo más básico para vivir (como agua potable o vivienda digna). Los trataban como si no fueran humanos; al salir del bantustán los sometían a las leyes fascistas de “pases” que les controlaban cada movimiento. Cebándose de esa explotación, los colonos blancos gozaban el estilo de vida europeo, y el imperialismo global acumulaba enormes ganancias. Sudáfrica apartheidista servía de capataz militar por los intereses del imperio yanqui en el sur de África, especialmente durante la época de la “Guerra Fría”, patrocinando operaciones terroristas e invasiones a gran escala contra países vecinos.

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El estado de Israel se estableció en tierra habitada por el pueblo palestino, a base de lo que cualquier definición objetiva calificaría de limpieza étnica terrorista. La Nakba (una palabra árabe que significa “catástrofe”) era una ola tras otra de terror violenta sionista, concentrada en el año 1948. Obligaron a un millón de palestinos a huir de sus tierras, aldeas y casas con las pocas posesiones que podían cargar. Violaron, torturaron y asesinaron a muchos. Destruyeron por completo sus aldeas e incluso muchas huertas de naranjas y olivos, para que no les quedara nada para que los palestinos regresaran. Ya para el final de la Nakba, habían ocurrido 31 masacres documentados — y probablemente más. (Para más información, vea la edición especial de Revolución, ¿Bastión de ilustración O matón para el imperialismo? El caso de ISRAEL.)

Desde ese entonces, Israel ha servido de perro de ataque en pro de los intereses del imperialismo estadounidense en el Medio Oriente y por todo el mundo. Toma de rehén la región entera con su arsenal grande de armas nucleares. Repetidamente invade a países vecinos. Además, ha cometido crímenes terribles en diferentes partes del mundo en servicio al imperio yanqui — entre ellos un papel importante en el genocidio de 200.000 indígenas guatemaltecos en principios de los ochentas y el apoyo militar clave para Sudáfrica apartheidista. (Vea “Estados Unidos… Israel… y crímenes por todo el mundo”.)


Vista aérea de parte del Muro de Apartheid israelí de 8 metros de altura (vea mapa). Esta parte divide la aldea palestina de Abu Dis. Foto: AP

El Muro de Apartheid israelí serpentea por cientos de millas de territorio palestino — extendiendo el territorio acaparado por Israel y haciendo insostenible la vida para 2.5 millones de palestinos en Cisjordania.

Hoy en día, las zonas en las que confinan a los palestinos son igualitas de opresoras como eran los Bantustanes de Sudáfrica. El “Muro de Apartheid” israelí, de cemento y de 8 metros de altura, serpentea por medio de partes de Palestina que no son integradas formalmente con Israel. Separa pueblos palestinos unos de otros, pueblerinos de sus huertas, y familias de sus parientes. Pasa por cientos de kilometros de territorio palestino, expandiendo el área que Israel ya había acaparado por medio de la limpieza étnica y la guerra y haciendo insostenible la vida para 2.5 millones de palestinos en Cisjordania.

Las dos millones de personas en la región palestina de Gaza son confinadas como si la región fuera una enorme prisión; se les prohíbe salir, ni siquiera para visitar a familiares en otras partes de Palestina. Israel (igual que Egipto) impone un bloqueo en Gaza que ha reducido tanto el nivel de alimentación que es igual a la de las familias más pobres del África subsahariano.

Al retratarse, Kerry declaró, “Israel es una democracia vibrante y no creo, ni he declarado nunca, ni públicamente ni en privado, que Israel sea un estado de apartheid ni que tenga intención de serlo”.

El hecho de que los gobernantes de Estados Unidos consideren a Israel —construido y mantenido mediante la expulsión del pueblo palestino y lo que es, en esencia, su encarcelación permanente— como un modelo de la democracia que exportan por todo el mundo, comprueba la VERDADERA naturaleza de los cimientos de Estados Unidos y lo que exporta al mundo. Como dijo Bob Avakian:

La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen.

Lo BAsico 1:3

Comentarios como los de Kerry no significan que los gobernantes de Estados Unidos reconozcan —de ninguna manera— los terribles crímenes que ellos han cometido y han hecho cometer contra el pueblo palestino. Depender de ellos o apelar a ellos no llevaría a ninguna justicia para el pueblo palestino. Sin embargo, los comentarios de Kerry sí reflejan el hecho de que el imperialismo es un sistema cargado de contradicciones intensas. Dichas contradicciones se intensifican periódicamente. Las personas alertas, con un aprecio serio y científico de los obstáculos que hay que superar para lograr la liberación, pueden y deben aprovechar tales momentos —como este— para desenmascarar la verdadera naturaleza de Israel y el sistema global de imperialismo al cual sirve, y para luchar para un fin a la opresión del pueblo palestino.

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